Por Bill Tillman
El Día del Trabajo es una novedad y un concepto paradójico, o por lo menos es lo que piensan muchos estadounidenses. La fecha en que se celebra, el primer lunes de septiembre, tiene un origen ambiguo. El razonamiento detrás de esta celebración fue que el trabajador norteamericano debía ser reconocido por los logros económicos y culturales que trajo consigo el movimiento laboral nacional hace más de 100 años.
La paradoja es que, ¡no se trabaja en el Día del Trabajo! Es un día festivo para muchos trabajadores en los Estados Unidos. Los cristianos podrían ofrecer algunas perspectivas en cuanto a este día de asueto; deberían comunicar la idea de que todos necesitamos un día de descanso. Este concepto sobre el sabático, un tiempo de pausa, de descanso, ha existido desde principios del libro de Génesis. El modelo fue adoptado por la cultura hebrea y se convirtió en el cuarto de los diez mandamientos. La teología y ética de ese mandamiento son probablemente las más violadas de todos los mandamientos, aun por los cristianos. Otra paradoja.
Y una paradoja aún mayor es que muchos de nosotros nos metemos en la cabeza que el “trabajo” es un castigo. Algunos segmentos de nuestra sociedad concluyen que los artistas no trabajan, o que el trabajar frente a una computadora por largas horas no es trabajo. Con la idea de que el trabajo debe ser difícil, nos privamos del descanso sin cuestionar para nada la razón por la cual trabajamos como lo hacemos.
La mayoría de las personas responderían: “Lo hago por el dinero, para poder proveer para mi familia”. El proveer para nuestra familia también es un mandamiento bíblico, pero podemos perder el enfoque si solo trabajamos por el dinero. Nuestro carácter se puede distorsionar.
Los cristianos, las congregaciones y especialmente los líderes de las Iglesias, le han dado poca importancia a este consumidor de energía, tiempo y ansiedad. Pocas predicaciones hay sobre el cómo ganar dinero o cómo administrarlo. Como resultado de la carencia de bases bíblicas, teológicas y éticas, la influencia de la perspectiva cultural sobre el trabajo y el dinero es lo que moldea la formación de nuestro carácter y nuestras almas.
Un remedio sería estudiar cómo los líderes reformistas protestantes que revitalizaron la implementación de la vocación, lo que uno es llamado a hacer, profundizaron en estos temas a través del Nuevo Testamento. Estos temas resaltan los dones del Espíritu y la manera en que uno podría descubrir qué camino seguir en cuanto a su carrera. A la luz de ese descubrimiento, las personas se descubren a sí mismas, sus fortalezas y el significado de sus vidas. Un amigo me compartió que los dos días más importantes de su vida fueron cuando nació y cuando descubrió para qué había nacido.
Cuando uno descubre el propósito, el significado, la trascendencia de la vida, aun la más simple de las ocupaciones cobra un nuevo sentido. Tenemos el testimonio de un monje conocido como el Hermano Lawrence, quien descubrió que al servir en la cocina marcaba una diferencia en su mundo. Mientras lavaba platos podía orar, y ese trabajo lo ayudaba a enfrentar cualquier cosa que viniera a su vida que fuera peor que sartenes sucios y grasosos. Cualquier trabajo que tengamos puede convertirse en un ministerio y un campo misionero para evangelizar. La manera en que hacemos nuestro trabajo será una de las maneras más auténticas de testificar que podamos brindar a nuestra sociedad.
El Dr. Tillman es el Director de Educación Teológica de los Bautistas de Texas.
Texas Baptists is a movement of God’s people to share Christ and show love by strengthening churches and ministers, engaging culture and connecting the nations to Jesus.
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