En su discurso de apertura en nuestro Día del Activismo del 2017, el Dr. Vincent Bacote, eticista cristiano y profesor del Wheaton College, dijo: “nuestras vidas como discípulos deben importar a cada hora de la semana”. El Dr. Bacote señaló que el discipulado cristiano debe incluir cada aspecto de nuestras vidas, tal como nuestro involucramiento político, pero muchos de nosotros tenemos dificultad en someter nuestra política a la autoridad completa de Jesucristo y de las Escrituras.
A menudo ponemos en compartimentos nuestras vidas como cristianos. Le damos al Señor dominio sobre nuestras vidas dos horas el domingo, pero nuestro dinero, voto, y familias nos pertenecen. Aún cuando declaramos que Jesucristo es Señor, actuamos como si las fronteras de su reino solo se extendieran hasta donde nos es cómodo, pero los ciudadanos no determinan las fronteras de una nación sino las autoridades electas. Los cristianos somos ciudadanos del reino celestial, y si declaramos que Jesucristo es Señor, Él determina las fronteras (Colosenses 1).
El misiólogo escocés Lesslie Newbigin lo dice de esta manera: “La confesión ‘Jesús es Señor’ implica el compromiso de hacerla valer en relación a la vida entera del mundo: su filosofía, cultura, y política en un lugar no inferior al de la vida personal de sus habitantes”.
Aunque a fin de cuentas nuestra ciudadanía está en el cielo, nuestra ciudadanía celestial debería informar a la terrenal. Esta no es un llamado a la teocracia; es un llamado a que los principios cristianos informen cómo pensamos sobre asuntos públicos y sobre el involucramiento político. Los Estados Unidos no son una nación cristiana. Nuestros padres fundadores intencionalmente incluyeron lenguaje en la Constitución que prohíbe un estándar religioso para los oficiales federales electos.
La primera enmienda de la Constitución protege la libertad de religión de los ciudadanos estadounidense al prohibir un gobierno que establezca una religión y restrinja la libertad de practicar una religión. Thomas Jefferson dijo que la libertad religiosa debe proteger “al judío y al gentil, al cristiano, al musulmán, al hindú y al infiel de cada denominación”.
Vivimos en una república plural religiosa, pero el involucramiento político de los cristianos debería reflejar nuestras vidas como seguidores de Cristo. En una era cada vez más partidista, es importante recordar que nuestra guerra no es como la del mundo (2 Corintios 10:3). Nuestra tarea principal no es ganar más puntos políticos, aplastar al oponente u obtener ganancias personales; nuestra tarea principal es la Gran Comisión. Como discípulos de Cristo, nuestro involucramiento político debe promover la verdad (2 Juan 1:4), servir humildemente (Efesios 4:2-3), darle prioridad al vulnerable (Jeremías 22:3), ser amables y gentiles (Gálatas 5:22-23), y procurar la paz y la justicia (Mateo 5:9, Isaías 1:17).
No podemos hacer que nuestros oficiales electos hagan todo lo que la Biblia nos manda hacer como individuos, pero el gobierno claramente juega un papel en la restricción del mal y la búsqueda bíblica de la justicia (Romanos 13, Isaías 58, Salmos 72:1-2, Proverbios 8:15).
Por ejemplo, Santiago 1:27 dice: “la religión pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre es esta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo” (NVI). Ya que la mayoría de los huérfanos están bajo el cuidado del Estado, parte de nuestro cuidado por ellos debería incluir el involucrarnos con los líderes del Estado a fin de promover leyes que mejoren las vidas de los niños en cuidado de acogimiento, sus familias de acogimiento, o los familiares que cuidan de ellos cuando los padres biológicos no lo pueden hacer. Un ejemplo de esto fue el trabajo de la Comisión durante la sesión anterior en la HB 4, la cual, junto a muchas otras iniciativas de reforma en el cuidado de acogimiento, dio como resultado la creación de un pago mensual para familias por parentesco de bajos ingresos.
El cuidado de acogimiento es solo una de las prioridades legislativas de la Comisión de la 86ª Sesión Legislativa, pero también prestaremos atención a la reforma de justicia criminal, educación pública, inmigración, iniciativas a favor de la vida, libertad religiosa, juegos de azar, préstamos del día de pago y salud mental. Nuestro involucramiento en política pública está conformado por principios bíblicos y es políticamente imparcial. Ningún partido político representa el llamado de Cristo en nuestras vidas, pero hay asuntos en los que podemos trabajar con nuestros oficiales electos para “hacer justicia, amar la misericordia, y caminar humildemente con Dios” (Miqueas 6:9).
La justicia tiene un componente público que muchas veces requiere el involucramiento con nuestros oficiales electos. Nuestro involucramiento político es una parte significativa de nuestra vida como discípulos. Somos llamados a buscar la justicia para nuestro prójimo, el pobre, los inmigrantes, los huérfanos, las viudas, y los indefensos. Nuestra declaración “Jesús es Señor” significa algo más allá de nuestras vidas personales y privadas; es una declaración pública de que nada está más allá de las fronteras de nuestra ciudadanía celestial, incluyendo nuestro involucramiento con las autoridades terrenales.
Texas Baptists is a movement of God’s people to share Christ and show love by strengthening churches and ministers, engaging culture and connecting the nations to Jesus.
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