Las víctimas ocultas del virus

by Ronald Session on April 16, 2020 in COVID-19

Ronald Session sirve como pastor de la Iglesia Shiloh en Garland.

Las órdenes de permanecer en casa de parte de nuestros oficiales de gobierno significan una cosa para la mayoría de nosotros, pero es algo completamente diferente para las víctimas de violencia doméstica. Hay víctimas ocultas del virus que no exhiben los síntomas típicos del virus. En vez de escalofríos, fiebre, y dificultades respiratorias, sufren de ojos morados, cuerpos amoratados, y espíritus quebrantados. Son personas que sufren en silencio, cuyas voces son silenciadas en aislamiento. Para ellas, no hay plan de acción de emergencia para rescatarlas. Muchos de ellos pasarán por esta pandemia siendo el objeto de la ansiedad y la ira de alguien. Son nuestras hermanas, nuestros hermanos, madres, sobrinas, sobrinos, compañeros de trabajo, compañeros de escuela, y miembros de la iglesia. Y, sufrirán a un ritmo mayor a manos de los que están supuestos a amarlos. Muchos morirán durante esta pandemia, pero no a causa del virus.

Fuera de la vista, el abuso de niños en Texas está en aumento, un artículo sometido por Emma Platoff en The Texas Tribune el 27 de marzo, 2020, destaca el engaño en la manera de pensar de que debido a que el número de casos reportados ha disminuido, el número de niños siendo abusados es menor. Ella afirma: "Atrapados en sus casa con una creciente tensión de riesgos de salud, pérdida de empleo, e inseguridad de alimentos, los abusadores están más inclinados hacia la violencia. Con las escuelas cerradas, es menos probable identificar a niños con lesiones". En otras palabras, las crecientes presiones junto a la falta de rendición de cuentas conducen a mayor violencia doméstica sin comprobar.

El abuso conyugal probablemente también va en aumento. De acuerdo con Kate Connolly et al., en un artículo en The Guardian del 20 de marzo, 2020, titulado Bloqueos alrededor del mundo resulta en un aumento en violencia doméstica, ella dice: "Estar limitados al hogar debido al coronavirus es difícil para todos, pero se convierte en una verdadera pesadilla para las mujeres víctimas de violencia basada en género".  Este fenómeno no está ocurriendo en Texas solamente, está sucediendo alrededor del mundo. Tenemos que reconocer que cada víctima no es una mujer o un niño. Los hombres también son víctimas, pero los números son desproporcionados. En un informe del Canal 2 KPRC en Houston, el condado de Fort Bend informó un aumento de 25% en las llamadas de abuso doméstico durante el pasado mes y un aumento de 50% durante el mismo tiempo el año pasado. El jefe de la policía de Houston informó un aumento de 6% durante el mes pasado. Cuando pase todo, habrá varias familias que necesitarán que la iglesia juegue un papel en la reconciliación y la recuperación.

¿Cómo debe responder la Iglesia frente a estas tendencias alarmantes? El primer paso es reconocer que tales cosas existen, y que algunas están sucediendo dentro del contexto de nuestros propios ministerios. En algunos casos, estamos conscientes de posibles abusos, pero es probable que haya muchos más que no conocemos. Las iglesias también pueden ayudar al devolver la carga del abuso de la espalda del abusado al abusador. Proverbios 19:19 dice: "Los que pierden los estribos con facilidad tendrán que sufrir las consecuencias. Si los proteges de ellas una vez, tendrás que volver a hacerlo" (NTV). Los abusadores tienen que dar cuentas a las autoridades. Esto es parte del proceso de ayudarlos a romper el ciclo de abusar a otros. Éste es un paso muy crítico y la Iglesia debe reconocer su deber de informar si conoce un caso de abuso. Los abusadores necesitan que se les recuerde Proverbios 18:22: "Quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el Señor" (NVI). Los infractores tienen que entender la violación del deber sagrado del matrimonio y lo que pierden cuando abusan. Las víctimas de violencia doméstica con frecuencia se sienten avergonzadas por su situación y sienten que su abuso es castigo por sus fracasos. Tenemos que recordarles que son una creación admirable hechas a la imagen de Dios. No hay atajos para rehabilitar la fe de alguien que se siente como si Dios le ha abandonado en su momento de mayor necesidad. La comunidad de fe debe estar lista para hacer la difícil labor de reconstruir vidas quebrantadas a causa de la ira. Si duda habrá preguntas difíciles que contestar respecto al amor de Dios, y los creyentes tienen que estar preparados para presentar defensa de la fe a la luz de estas situaciones de la vida real. 

A continuación, hay varios pasos proactivos que las iglesias pueden tomar para ayudar durante este tiempo de crisis:

  1. Siempre puede llamar o enviar texto al 911 si siente que usted o alguien más está en grave peligro.
  2. La línea directa de violencia doméstica nacional – Llame a la línea directa si necesita ayuda inmediata. La página web contiene mucha información en planes de seguridad, información respecto a qué es el abuso, estadísticas, y otra información pertinente.
  3. Concilio en violencia doméstica de Texas también ofrece planes de seguridad, estadísticas y como declarar una orden de protección.
  4. El Procurador General de Texas- Violencia doméstica ofrece más recursos.
  5. Si tiene a alguien en su congregación entrenado para identificar señales de abuso, es un consejero, o sabe cómo ayudar a otros a encontrar los recursos de servicios sociales que necesitan, éste puede ser el momento perfecto para iniciar un ministerio nuevo.
  6. Si sospecha que alguien está siendo abusado, llame con frecuencia o use plataformas que permiten conferencias de video para que el abusador sepa que hay alguien velando.

La iglesia no solamente se reúne para adorar; también nos esparcimos para servir. A veces, ese servicio asume responsabilidades dolorosas. Nuestro testimonio puede ser fortalecido al asumir un papel activo para aliviar los males sociales en nuestras propias áreas. Es nuestro deber velar por los que están en necesidad. Esas necesidades son diferentes para algunos. Encontremos maneras nuevas de demostrar el amor de Cristo.  

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