Byron viajó durante 17 días desde Guatemala, a través de México, y a los Estados Unidos. Cuando cruzó la frontera de México a los Estados Unidos a fines de mayo, Byron recibió transportación a la casa de Lorenzo y Aralia Ortiz. Allí, recibió comida caliente, una ducha, efectos de higiene personal, ayuda para comrar un boleto de autobús para llegar a donde vive su hermana, su ánimo espiritual. El ser recibido en la casa de los Ortiz le hizo sentirse como en casa.
Byron desdobló una tarjeta pequeña de su bolsillo y reflexionó en el pasaje bíblico 2 Pedro 1:2, un corto pero poderoso mensaje.
“Oré por usted mientras preparaba esta bolsa de artículos para aseo personal. Oré para que pueda conocer la verdadera bendición de la paz, la gracia y el amor de Dios en su vida,” lee la tarjeta.
La tarjeta fue preparada por un estudiante de escuela intermedia en Congreso, una reunión de jóvenes reciente. Aquella pequeña bolsa de efectos personales y la oración le trajo esperanza a Byron.
“Dios nos cuidó durante el camino. Como inmigrantes, Dios tiene un propósito para nosotros,” dijo Byron.
Aquel día, Byron fue uno de por lo menos 70 personas que llegaron a la casa de los Ortiz en una pequeña subdivisión a menos de una milla de la frontera de Texas y México. Uno de los 70 que recibieron ayuda, esperanza, y una oración por gracia y paz.
En el 2017, más de 1,200 cubanos se encontraban en Nuevo Laredo después de que la póliza de “pies mojados/pies secos” que proveía amnistía para los cubanos fue revocada. De repente, la comunidad mexicana de Nuevo Laredo enfrentó la tarea de cuidar de muchas personas que ya no podían entrar a los Estados Unidos. Lorenzo Ortiz, un pastor en Laredo, sintió compasión y decidió ayudar a movilizar a las iglesias mexicanas para suplir las necesidades.
Dos años más tarde, el número de inmigrantes, deportados, y refugiados en Nuevo Laredo continúa aumentando, así como la pasión de la familia Ortiz de cuidar a los que tienen necesidad.
Ruth, la hija de Lorenzo y Aralia, sirve como misionera de River Ministry de Texas Baptists en Laredo, trabajando con grupos de iglesias que participan en oportunidades de misión en el área. Ella además anima y entrena a líderes de iglesias locales a cómo ministrar en sus comunidades.
Este verano, Ruth trabajó con varios equipos de misiones de iglesias incluyendo Lamar Street Baptist Church en Sweetwater y First Baptist Church de Elroy.
Los Ortiz cuidan de 80 a 100 inmigrantes cada día en su hogar en Laredo. Cuando los inmigrantes salen de los centros de detención de la patrulla de la frontera, son llevados a las instalaciones de Caridades Católicas. Después de ser registrados, los voluntarios de Caridades Católicos llevan a los inmigrantes a la casa de los Ortiz.
Ruth, Lorenzo, y otros voluntarios ayudan a coordinar los arreglos de viaje para individuos en necesidad de boletos para viajar en autobús o avión a donde estén los miembros de su familia en diferentes lugares en los Estados Unidos. Aralia prepara comida en su pequeña cocina y le sirve a todo el que pasa por ella. Varias unidades de duchas, donadas por los Texas Baptist Men, han sido instaladas en el patio. Los inmigrantes y refugiados también reciben una bolsa con artículos de higiene personal, un juego de ropa limpia, si están disponibles. Las ofrendas por medio de Texas Baptists Internacional son usadas para comprar alimentos y los Ortiz dependen de donaciones y el sostén de iglesias locales y voluntarios.
“Dios continúa proveyendo para nuestras necesidades diarias,” dijo Ruth.
Un día un vecino llevó un cubo lleno de jalapeños. Otro día, alguien llevó varias docenas de huevos. Aralia no está segura de dónde viene la comida cada día, pero el Señor continúa proveyendo.
Más importante, el evangelio es compartido con cada persona que pasa por la casa de ellos.
“Oramos con ellos, compartimos el evangelio con ellos,” dijo Lorenzo. “Celebramos servicios de adoración aquí como iglesia en nuestra casa. Es un momento especial para las personas—cuando salen de los centros de detención y vuelven a tener esa conexión, ese encuentro con Dios, es maravilloso.”
El evangelio está avanzando en los Estados Unidos según los inmigrantes conectan con sus familias. Además, por medio de los centros de deportación, los que escuchan y responden al evangelio lo llevan de regreso a sus familias en México.
“Damos gracias a Dios por encontrarnos aquí,” dijo Lorenzo. “Hemos compartido el evangelio y más almas han venido a Cristo en esta parte de la frontera que en toda la ciudad. Ha habido muchas salvaciones. Damos gracias a Dios porque éste es uno de los lugares claves donde podemos compartir el evangelio con ellos y damos gracias a Dios por las iglesias que les dan seguimiento despues.”
En Nuevo Laredo, iglesias bautistas mexicanas sirven alimentos cada día en un centro de deportación por donde los mexicanos pasan de regreso a sus hogares en el país.
Iglesias pequeñas en la ciudad, con muy pocos recursos, también ministran cada día a los que establecen su residencia temporal en la comunidad. En un centro para refugiados en la ciudad, cientos de personas de países de Centro y Sur América, así como varias naciones africanas, se amontonan bajo tiendas de campaña y esperan a que sus números sean llamados para entrar a los Estados Unidos. Con poco acceso a agua y alimentos, las familias batallan por sobrevivir mientras esperan.
La Primera Iglesia Bautista Nuevo Laredo abre el edificio de la iglesia para uso de los refugiados tres días a la semana. Reciben acceso al salón de compañerismo y la cocina, para que las familias se reúnan, descansen de estar a la intemperie, y cocinen comidas juntos. El Pastor José Diego Robles dijo que su iglesia abrió sus puertas a refugiados en noviembre cuando notaron que muchos afuera de la iglesia necesitaban refugio.
“Sentí la necesidad de abrirles nuestras puertas,” dijo. Después de obtener la aprobación de su congregación, el Pastor Robles comenzó a recibir a refugiados en la iglesia cada semana. No estaba seguro de dónde vendría el dinero para proveer para alimentos y necesidades, pero sí sabía que Dios proveería.
“Dios ha provisto para cada necesidad,” dijo Robles. “Dios nos ha bendecido al servir a los refugiados. Si alguien no tiene comida, siempre habrá algo de comer para ellos. Ellos descansan aquí. Se bañan aquí. Oramos para que Dios continúe proveyendo para ellos y para que entreguen sus vidas a Cristo.”
El Pastor Robles ha visto a muchos refugiados poner su fe en Cristo durante los ultimos meses. Personas de Venezuela, El Salvador, Cuba, el Congo, y muchas otras naciones han pasado por las puertas de la iglesia para encontrar amor, compasión, y una esperanza renovada.
Las ofrendas por medio de Texas Baptists Internacional proveen fondos para que las iglesias mexicanas compren comida y alimenten hasta 300 deportados diariamente en la parada del autobús en Nuevo Laredo.
Historias del ministerio en México y Texas suceden a diario a lo largo de la frontera. Dieciséis coordinadores del River Ministry de Texas Baptists trabajan incansablemente para coordinar alimentos, servicios médicos y ministerio centrado en el evangelio a miles que cruzan la frontera. Las iglesias Bautistas de Texas son invitadas a unirse al trabajo al orar, enviar equipos para ministrar, y enviar donaciones para proveer suministros y recursos para suplir necesidades continuas.
“Las naciones han llegado a nosotros,” dijo Ruth. “Las iglesias están invitadas a venir a ser parte de la obra a la que Dios nos ha llamado, al ministrar a personas de alrededor del mundo y compartir el evangelio de Jesucristo.” Visite txb.org/border para mas información.
Texas Baptists is a movement of God’s people to share Christ and show love by strengthening churches and ministers, engaging culture and connecting the nations to Jesus.
The ministry of the convention is made possible by giving through the Texas Baptists Cooperative Program, Mary Hill Davis Offering® for Texas Missions, Texas Baptists Worldwide and Texas Baptist Missions Foundation. Thank you for your faithful and generous support.
Subscribe to receive stories like this one directly to your inbox.
We are more together.